Creación e interpretación

Los elementos presentes en todo acto creativo son tan profusos y diversos, que describir la naturaleza de la creación es, por lo menos, una tarea compleja. Sin embargo, podemos intentar reducir los actores de la creación a la idea (metáfora, diría alguno) y la subjetividad del que crea (entiéndase esto como todo el bagaje histórico, personal, geográfico, idiomático, económico, cultural, etc.). La idea o metáfora es representada por diversos elementos concretos;  nace de -y a su vez es modificada por- la subjetividad del creador. Es decir que esa metáfora toma cuerpo concreto en la mente del creador, pero, inevitablemente, estará “filtrada” por la mirada de éste.

 

Si componer es equivalente a idear, entonces el intérprete será aquél que tiene la tarea de hacer carne esa idea, de darle un cuerpo; en el caso de la música, un cuerpo sonoro; y para un cantante este cuerpo es el cuerpo propio. 

 

Cuando el cantante aborda una obra, se encuentra en presencia de dos discursos, cada uno de ellos con un lenguaje propio: un discurso textual y uno musical. El cantante debe atender a estos dos discursos que le propone una canción y deliberar (intuitiva o racionalmente, o ambas) cuál de ellos cumple el rol central y cuál se somete como secundario. Naturalmente, estos roles podrán ir alternándose, en el caso de las composiciones más complejas, entre uno y otro discurso hasta, en los mejores casos, quedar apoyados uno en el otro, e imbricándose de tal manera que sea difícil subordinar éste o aquél. Quizás –reflexiono- un buen compositor sea aquél que logre esta fusión.

 

Por último, es importante entender que la música es un lenguaje en sí misma y que el hecho de que pueda llegar a ser funcional a otro lenguaje -al discurso literario- no significa de ningún modo que la música pueda ser una criptografía o una metáfora literaria.



Creación e interpretación


Natacha Muñiz
011 6155-4292    https://www.instagram.com/natachamuiz/

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